Hasta la primera década del siglo XX, los ritos religiosos que se representaban de manera solemne continuaron siendo importantes, aunque sus imágenes fueron cambiando. Las escenografías recargadas fueron remplazadas por elementos más reducidos y modestos, procurando resaltar al personaje retratado, mientras que las poses subordinadas a los íconos religiosos dieron paso a las sonrisas y miradas hacia la cámara. En la década de los setenta, minifaldas y pantalones “bota campana” hicieron su aporte al estilo de los vestidos de ceremonias religiosas.
Los retratos de primeras comuniones y en menor proporción los de monjas y sacerdotes fueron una entrada económica que le brindó estabilidad a la Fotografía Rodríguez. Estas imágenes están presentes en todos los periodos.
Fotografías de otros ritos religiosos, como las post mortem, que hoy se nos revelan como una curiosidad, eran encargadas a los fotógrafos no solo con el fin de que las familias conservaran el último retrato de su ser querido, sino también como forma de hacer el duelo.
Estas fotografías eran consideradas imágenes de «angelitos». Los niños fallecidos eran vestidos con ropa blanca y acomodados de manera que parecieran dormidos. Las flores en sus manos significaban «pureza del alma». Generalmente, estaban dispuestos en el ataúd (última cuna), rodeado de rosas, azucenas o follajes, y a veces con la frente coronada.
Fotografías de otros ritos religiosos, como las post mortem, que hoy se nos revelan como una curiosidad, eran encargadas a los fotógrafos no solo con el fin de que las familias conservaran el último retrato de su ser querido, sino también como forma de hacer el duelo.
Estas fotografías eran consideradas imágenes de "angelitos". Los niños fallecidos eran vestidos con ropa blanca y acomodados de manera que parecieran dormidos. Las flores en sus manos significaban "pureza del alma". Generalmente, estaban dispuestos en el ataúd (última cuna), rodeado de rosas, azucenas o follajes, y a veces con la frente coronada.
Los retratos de las primeras comuniones fueron una de las especialidades en la Fotografía Rodríguez. Los fotógrafos no escatimaron en adquirir elementos o accesorios para decorar el estudio, ornamentos religiosos y objetos elaborados por ellos mismos. En estos escenarios, los niños posaban ante la cámara con su debida vestimenta, los cirios, el misal y, en algunos casos, con imágenes de la virgen María.
Los fotógrafos podían acudir al lugar donde había fallecido una persona o al cementerio, pero también era frecuente que los deudos llevaran al estudio fotográfico los cadáveres, especialmente de los niños, para lograr el retrato. Sin embargo, esto dejó de practicarse para prevenir la propagación de enfermedades.
Los fotógrafos podían acudir al lugar donde había fallecido una persona o al cementerio, pero también era frecuente que los deudos llevaran al estudio fotográfico los cadáveres, especialmente de los niños, para lograr el retrato. Sin embargo, esto dejó de practicarse para prevenir la propagación de enfermedades.
En estos rituales religiosos el joven que recibía la primera comunión era retratado de forma solemne. Casi siempre vestido de pantalón largo y chaqueta gris, con guantes blancos y sosteniendo un cirio, un crucifijo o un misal.