La Fotografía Rodríguez retrató durante más de cien años la continuidad de las tradiciones de la familia antioqueña, así como sus importantes transformaciones: familias numerosas dieron paso a unas más reducidas, el orden jerárquico con el hombre como figura de autoridad y la mujer como subordinada fue haciéndose más horizontal, donde padre y madre se ubicaban en el mismo nivel y cercanos a los hijos
En los retratos de familia, las personas eran situadas alrededor de los padres o de las figuras de mayor autoridad; luego, dependiendo de las edades y del rol dentro de la familia, se ubicaban los hijos mayores, los menores, las nueras, los yernos y sus descendientes.
En los retratos de familia, las personas eran situadas alrededor de los padres o de las figuras de mayor autoridad; luego, dependiendo de las edades y del rol dentro de la familia, se ubicaban los hijos mayores, los menores, las nueras, los yernos y sus descendientes.
Los retratos de maternidades, entre finales del siglo XIX y principios del XX, muestran a la mujer como figura abnegada, protectora e instructora, tanto en la educación de los hijos como en los ritos ceremoniales.
Las «buenas madres» hacían parte de una educación cristiana. En imágenes como esta se pueden ver los lazos que representa la madre hacia los hijos y viceversa.
Los retratos de maternidades, entre finales del siglo XIX y principios del XX, muestran a la mujer como figura abnegada, protectora e instructora, tanto en la educación de los hijos como en los ritos ceremoniales. Las "buenas madres" hacían parte de una educación cristiana. En imágenes como esta se pueden ver los lazos que representa la madre hacia los hijos y viceversa.
Una de las particularidades en la obra fotográfica de los Rodríguez es la identidad local reflejada en el retrato. En esta imagen se observa a una pareja de recién casados; ella, detrás de la ventana, y el caballero afuera, como en la costumbre que los novios debían seguir en los inicios del cortejo, antes de que el joven enamorado lograra el permiso para visitar formalmente a su pretendida.
Una de las particularidades en la obra fotográfica de los Rodríguez es la identidad local reflejada en el retrato. En esta imagen se observa a una pareja de recién casados; ella, detrás de la ventana, y el caballero afuera, como en la costumbre que los novios debían seguir en los inicios del cortejo, antes de que el joven enamorado lograra el permiso para visitar formalmente a su pretendida.
A mediados del siglo XX, en los retratos de novios, la escenografía ya no es tan decorada como en las décadas anteriores. El telón de fondo gris les daba a los retratados una cierta seriedad y algo de naturalidad, y convertía a la pareja en el centro de la imagen. Además, los retoques que se hacían en el negativo mejoraban algunos detalles en la composición fotográfica.
La presencia de la madre demostraba su guía en lo educativo y en los ritos religiosos, temas que fueron reiterativos en la prensa y en las revistas locales. Es probable que esta fotografía haya sido publicada en algunos de los medios impresos, con el fin de divulgar las buenas costumbres, especialmente los roles que debía cumplir la madre antioqueña.